2011/02/07

"E la nave va"

Foto: Argazki Press
El paso dado esta mañana en el Palacio Euskalduna por la izquierda abertzale, en las voces de Rufi Etxeberria e Iñigo Iruin, no tiene precedentes. Así lo han tenido que reconocer portavoces de Gobiernos y partidos políticos y analistas de medios de comunicación. El latiguillo pactado de "insuficiente" de otras ocasiones no les ha valido en esta oportunidad. Y es que en poco más de un año, esta formación política ha pasado de estar en la más absoluta soledad a firmar acuerdos estratégícos con Eusko Alkartasuna y Alternatiba, a concurrir a los comicios cantonales con Abertzaleen Batasuna y EA, a compartir el Acuerdo de Gernika con casi una treintena de agentes políticos, sindicales y sociales, incluido Aralar, y a presentar hoy mismo los estatutos de una nueva estructura política bajo la atenta mirada de representantes de todos los partidos, salvo PSOE y PP.

La pérdida de credibilidad, derivada del anterior proceso de Loiola, reconocida por los propios dirigentes de la IA, está empezando a recuperarse, no sin esfuerzo. La dudas que albergaban organismos sociales como Lokarri al inicio del debate interno del que surgió el documento "Zutik EH", se ha trasformado en que ese mismo organismo haga las labores de introductor del acto de presentación de los estatutos de la nueva formación. Un cambio considerable. Esa nueva perspectiva se está socializando en el seno de la ciudadania vasca, que empieza a creerse la voluntad inequívoca de la izquierda abertzale por abrir un nuevo tiempo político en el que la suerte de este país se juegue por vías exclusivamente políticas y democráticas, en total ausencia de violencia. Algunas encuestas-web así lo confirmaban en la misma tarde del lunes.

Mas allá de la propia legalización de la nueva formación, de la que hablaremos en próximos días, lo sustancial es comprobar que el cuerpo central de la IA, mediante un amplio acuerdo interno, está propiciando el cambio de paradigma, evitando hasta el momento traumáticos disensos. Un camino que se está recorriendo sin prisas pero sin pausas, en aras a colocar a la plataforma abertzale en una buena posición de salida para liderar una agrupación de fuerzas soberanistas que ponga en la encrucijada al Estado español.

Está suficientemente demostrado que lo que temen en Madrid no es el mantenimiento de una acción violenta de baja intensidad, como la que ha protagonizado la organización clandestina en su última etapa. sino la conformación de una plataforma soberanista de amplio esprecto que ponga en jaque al Estado, forzando democráticamente el ejercicio del derecho a decidir. Al comienzo de todo este proceso, Arnaldo Otegi lanzó al aire una reflexión en el sentido de que el terreno en el que más débil se encontraba el Estado era el de la política, y por eso era necesario apostar con todas las fuerzas por jugar en él. En esas está la izquierda independentista.

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