2012/03/01

Treinta de febrero

Algunos políticos viven permanentemente en año bisiesto y confunden el uno de marzo con el treinta de febrero. La lista sería larguísima, así que no habrá más remedio que condensar. Podemos empezar por Patxi López, que ha asegurado que presentará ante el Parlamento su decálogo de septiembre, actualizado claro está, porque desde que lo presentó se han producido novedades. Novedades que a él le han pillado algo lejos de Ajuria Enea. No hace falta señalar que la ciudadanía está expectante a la espera de que el señor López verbalice su remozado decálogo para la paz.

Otro que se mantiene en el despiste permanente es Jaime Mayor Oreja, flamante presidente de la Fundación Valores y Sociedad, al parecer dedicada a difundir el mensaje cristiano del Papa entre su entorno, incluido el Partido Popular. Mayor sigue en sus trece. Hoy mismo le publican una larga entrevista en "Abc", diario que pierde millones de euros cada año, en la que vuelve a dar la lata con la amenaza secesionista que se cierne sobre España en las próximas elecciones autonómicas vascas. Tiene miedo de que gane la izquierda abertzale, es decir, que la mayoría de los ciudadanos depositen su confianza en ella. Un demócrata de libro, de aquellos libros de Formación del Espíritu Nacional que algunos tuvimos que soportar en el colegio.

La líder incuestionable del partido UPyD, Rosa Díez, es otro claro ejemplo de política bisiesta, de las que no se enteran de que hoy es ya uno de marzo. Una mujer que conoce a la perfección el conflicto vasco, porque es de Enkarterri, pero a la que le interesa seguir en las tesis viejunas del antiterrorismo casposo. Una estrategia que le permite arañar votos del PSOE y del PP, los votos de esos taxistas que tienen siempre en el dial a Federico Jimenez Losantos o a Carlos Herrera. Vive en el pasado, a pesar de estar aconsejada por Savater y Vargas Llosa. ¿O será precisamente por eso?

No podemos concluir esta lista sin mencionar los méritos de Yolanda Barcina, una burgalesa, medio vizcaina, que pasa por ser más navarra que San Fermín. La presidenta de la CFN dice que tendrá voz en el proceso del final de ETA, que se lo ha prometido Rajoy. Y es muy probable que tenga razón y que el presidente español le consulte todas las mañanas sobre las cuestiones a abordar en dicho proceso. Del mismo modo que Rajoy consultará al presidente de Cantabria o al de La Rioja.

Aunque hemos completado la lista con personajes vascos o asimilados por adopción, como el caso de la presidenta navarra, no podemos dejar pasar la oportunidad de destacar la visita de Nicolas Sarkozy a Euskal Herria. Casualidad o no, ha elegido un treinta de febrero para hacerla. Solo por eso ya tiene mi aplauso. Si además considera que hay que abordar el acercamiento de los presos de ETA y añade que está siguiendo con gran interés el proceso tras el anuncio del cese de actividad, pues miel sobre hojuelas. Una pena que los cuatro radicales de siempre le hayan afeado la visita con abucheos. Ya se sabe que ser presidente de Francia es un trabajo muy sacrificado, y Sarkozy, cómo no, quiere repetir en El Eliseo.

La campaña, esa es la gran diferencia entre Sarkozy y Rajoi. El primero es aspirante a la reelección y tiene que prometer cosas, el segundo ha conseguido su objetivo principal, La Moncloa, e incumple lo prometido en todos los casos, salvo en el del conflicto vasco, donde se aferra al guión. Por el momento.

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