2012/05/03

Demokrazia Zero

La apertura de juicio oral contra las 13 personas implicadas en la causa contra Demokrazia 3 Millioi y Askatasuna es una muestra más de que el Estado sigue impertérrito ante el nuevo tiempo político que se quiere vivir en Euskal Herria. ¿Cuál es el delito de los encausados? Intentar hacer política desde el independentismo de izquierdas, un propósito hoy por hoy imposible, al menos en las mismas condiciones que el resto de ofertas políticas del país.

Conviene volver a insistir en que Herri Batasuna, Euskal Herritarrok y Batasuna son formaciones ilegalizadas y que Sortu, una formación que intentó legalizarse bajo presupuestos de izquierda independentista, continúa ilegal, a la espera de la decisión del Tribunal Constitucional sobre el recurso presentado por sus abogados. Esta es, a grandes rasgos, la situación. Una situación que se puede resumir en Demokrazia Zero.

La irrupción de candidaturas exitosas como Bildu y Amaiur fue un triunfo de la democracia sobre la imposición estatal española, pero a su vez ofrece un panorama de cierta normalidad que no se corresponde con la realidad. A día de hoy, quienes se sienten independentistas de izquierdas en este país tienen enormes dificultades para organizarse pacíficamente en defensa de sus ideas.

Es habitual que en los períodos de transición, desde los tiempos viejos a los nuevos, se produzcan estas contradicciones, asincronías que desfiguran la verdadera fotografía del escenario político. Por eso es más necesaria que nunca la denuncia de lo que les está ocurriendo a estos 13 ciudadanos vascos. No podemos permanecer impasibles ante semejante atropello contra el derecho fundamental de asociación política. El único veredicto aceptable es la absolución para todos ellos.

Actuar en política como si estuvieran garantizada la plenitud de derechos a todos los actores concurrentes puede ser un grave error. Mientras la izquierda abertzale en su conjunto ha dado pasos decisivos en el camino hacia la apertura de una nueva etapa política en Euskal Herria, el Estado español, antes gobernado por el PSOE y ahora por el PP, se mantiene en el inmovilismo. Y cuando se mueve lo hace de forma rácana y alejado de las premisas establecidas en la Conferencia de Aiete.

Señalar lo que ocurre, poner el dedo en la llaga, no tiene que ser sinónimo de actitud pesimista o destructiva. Al contrario, conviene saber bien en dónde estamos para poder evaluar la conveniencia de seguir dando más pasos o esperar a una coyuntura más favorable.

La estrategia unilateral de la izquierda abertzale no va a cejar en su empeño ante la inacción de Rajoy, pero tampoco se va a quedar a la espera de acontecimientos cruzada de brazos. Que el Gobierno español muestre un alto grado de irresponsabilidad en un momento crucial como éste, no va a rebajar ni un gramo el sentido de responsabilidad de la izquierda abertzale, como ha quedado demostrado hasta la fecha.



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