2013/07/26

Quiero ser aforado

Gonzalo Moliner y Alberto Ruiz Gallardón
En el inicio de los tiempos, los padres de la patria estimaron que la actividad política de parlamentarios y senadores, tras una larga dictadura, debía verse protegida por el llamado aforamiento. Es decir, los representantes del pueblo no serían juzgados por el juez ordinario, sino por el Tribunal Supremo o, en su caso, por el Tribunal Superior de la respectiva comunidad autonómica.

En aquellas fechas fundacionales de lo que se ha venido en denominar "Transición", casi todo el mundo consideró que la medida era adecuada a derecho y proporcionada. En ningún caso iba a derivar en abusos ni en componendas. Parece evidente que la opinión ayoritaria estaba equivocada.


En una misma semana, el Tribunal Supremo español, presidido, al igual que el CGPJ, por Gonzalo Moliner, ha exonerado de cualquier responsabilidad al ex ministrro de Fomento José Blanco, imputado en el "caso Campeón"; ha reducido la pena a escasos meses, evitando así su ingreso en prisión, al ex presidente de Baleares Jaume Mata, relacionado con el caso "palma Arena" y ha archivado la investigación sobre Yolanda Barcina, presidenta de la CFN,  por el "caso CAN". Un trabajo eficaz que habrá colmado las aspiraciones del ministro español de (in) Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, célebre en Madrid por sus engrasadas relaciones personales con el aparatich del PSOE.

No es coincidencia que se eligan estas fechas veraniegas para ir soltando lastre judicial, aminorando el desgaste que produce la corrupción al PP, a su socio navarro de UPN y al propio PSOE. Los dirigentes de la corrupta Unió Mallorquina deben desconocer, por el momento, el número de teléfono de Gallardón, porque ellos sí que pisan cárcel con garbo.

La salud de la Justicia española preocupa a quien esto escribe en tanto en cuanto afecta de forma directa a la vida política y social de Euskal Herria. Si no fuera por ese pequeño detalle, me importaría una higa. Pero mientras sigamos dependiendo de Madrid no queda otra opción que poner al descubierto  comportamientos tras lo que puede esconderse un Pacto de Estado encaminado a mantener vivo el sistema bipartidista y, en el caso nuestro, el dominio conservador y regionalista-español sobre la Comunidad Foral de Navarra.

El aforamiento nació en su día como herramienta para otorgar libertad total a los nuevos políticos de la "democracia", pero se ha convertido, con el paso del tiempo, en un salvoconducto directo para enmascarar las responsabilidades de lo peor de la clase política hispana. 

PD: Con la inminente llegada de agosto, detendré la publicación de comentarios en el blog, salvo que algún acontecimiento así lo requiriese. Ongi izan. 

 



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