2013/09/03

Castigo añadido

Amanece septiembre con un nuevo ejemplo de la crueldad que el Estado ejerce a modo de venganza contra todo lo que tenga que ver con el MLNV, que diría solemnemente Aznar. Judith Uriarte, esposa del político preso Pablo Gorostiaga, ha fallecido sin tener siquiera el consuelo de ver a su compañero cerca en sus últimos momentos.



Llevaban un año sin contacto debido a la prisión de él y la enfermedad de ella. Como Judith no podía acercarse hasta Herrera de la Mancha, Pablo solicitó poder visitarla. El permiso concedido, como siempre muy tarde, no ha servido para posibilitar un último reencuentro de la pareja.

Pablo Gorostiaga está condenado a nueve años de cárcel por su participación pública y eficiente en el consejo de administración de Orain SA, empresa editora del clausurado diario Egin. Según el ex juez Garzón, por pertenecer a la organización clandestina ETA.

El Estado, ese conglomerado de intereses espúreos que va mucho más allá del Gobierno, de la pura Administración, se cobra de forma rigurosa todas las cuentas pendientes. Supongo que la noticia servirá de consuelo a los dirigentes de determinadas asociaciones de víctimas, que no al grueso de las mismas.

A quienes nos espanta cualquier ejercicio de crueldad, sea quien sea el ejecutor, solo nos queda exigir la excarcelación de Pablo y de todos los presos condenados en el mismo sumario y cito expresamente, por no alargar el texto, a Javier Salutregi y Teresa Toda.   

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