2014/09/23

Derecho a decidir a los 16

Pasada la primera oleada de reacciones tras la consulta sobre la independencia de Escocia, conviene detenerse en aspectos que, por colaterales, no dejan de tener su interés. Uno de los que han pasado más desapercibidos es la posibilidad de que los jóvenes de entre 16 y 18 años tengan, al menos en esta ocasión, derecho al sufragio. Una medida que responde a la evolución de la sociedad. No hace tanto tiempo que en el Estado español la mayoría de edad (y el derecho al voto) se situaba en los 21 años. Posteriormente se rebajó hasta los 18. ¿No sería ya la hora de colocar la barrera en los 16, edad en la que una persona reúne las condiciones necesarias para ostentar un trabajo, contraer matrimonio o ser sujeto de responsabilidad penal? 



El acuerdo establecido entre el primer ministro inglés, David Cameron, y el escocés, Alex Salmond, contemplaba esa condición, dándose la circunstancia de que alrededor del 90% de ese colectivo, entre los 16 y los 18 años, han ejercido el derecho al voto, en suma el derecho a decidir sobre su futuro. Por cierto que una clara mayoría de ellos lo ha hecho por el sí a la independencia.

Argazkia: Leon Neal (AFP)

Establecer la mayoría de edad para votar en los 16 años, límite que podía extenderse a otras áreas de la vida, como el permiso de conducción para turismos, sería una medida progresista y justa. Un joven de 16 años está capacitado para discernir lo que le conviene, tanto a la hora de tomar decisiones en el ámbito político, como a la de manejar el coche en una rotonda.

Sin embargo, pese a que los actuales jóvenes están mejor formados que los jóvenes de su misma franja de edad de hace 30 o 40 años, existe en la sociedad una especie de prejuicio que se manifiesta en contra de tomar este tipo de iniciativas. Se las considera de riesgo, por demasiado innovadoras, aunque ya están en vigor en países como Austria, algunos estados de Alemania y en varios cantones suizos.

Una sociedad avanzada, en la que el incremento de la participación política de toda la población debe ser una de la prioridades, no puede esconder la cabeza ante esta realidad incontestable. El derecho al voto de los mayores de 16 años será una realidad en el futuro. No existen razones para retrasarlo, más bien al contrario. La posibilidad de que esta franja de jóvenes tenga ocasión de participar directamente en las decisiones políticas puede revitalizar la actividad general en este campo.  

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