2016/09/08

Diez años de azogues

Hoy 8 de septiembre se cumplen diez años de la publicación de mi primer artículo en este blog. Todo empezó como un juego, arrastrado por una moda incipiente en ese momento. Con el paso del tiempo se convirtió en una especie de obligación con mis lectores, un puñado de personas que fueron transformándose en cientos. Si tuviera un solo lector ya merecería la pena.

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Releyendo mi primer post, debo reconocer que me salió un tanto poético, con cita incluida a Robert Walser, un maravilloso escritor que me sigue deslumbrando en cada uno de sus textos. La realidad cercana, no obstante, no es tan poética y los caminos que nos vemos obligados a recorrer son cada vez más siniestros. El país en el que vivimos no acaba de conformarse, sino que sigue debatiéndose en una indefinición perpetua. Ni tan siquiera nos hemos puesto de acuerdo en un nombre para denominarlo. La injusticia social, la pobreza, aumentan. El momento de ver una sociedad sin explotación se aleja. 



Las personas somos diversas, plurales, diferentes, unas sentimos devoción por Ignacio de Loyola y otras por Buenaventura Durruti. Es la vida, tan chocante como la definición de archipiélago: conjunto de islas unidas por lo que les separa. Por otra parte, creo que nunca acabaremos de superar nuestras guerras banderizas entre oñacinos y gamboinos, las disputas armadas entre carlistas y liberales, la confrontación bélica entre rojos y requetés, el eterno conflicto entre quienes se consideran españoles o franceses y los que sencillamente se dicen vascos/navarros.

Probablemente dentro de diez años, cuando este humilde blog llegue a cumplir veinte, seguirán las divisiones. Esperemos que de forma civilizada. Yo estoy dispuesto a dar pasos en la mejor de las direcciones y desde mi ideología, bien reflejada en mis escritos, abrazar a quienes no piensan como yo, incluso a aquellos que piensan de forma totalmente diferente. Después de diez años de reflexiones es hora de abrir la mente y aceptar que somos diferentes, plurales, variopintos. Cada uno de nosotros tiene una porción de la verdad, pero no es tiempo de imponerla al otro. Nunca obligaré a nadie a pensar como yo, a cambio tan solo quiero que nadie me obligue a cambiar a la fuerza de pensamiento.

Después de casi 700 entregas, queda dar las gracias a quienes han compartido alguna de ellas y pedir disculpas a quienes haya podido molestar con alguno de mis artículo. No era mi intención. Nos vemos en Azogeak.  

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