2017/07/06

Esta tierra es nuestra tierra

Me llaman Euskadi, País Vasco, Vasconia, Nafarroa, Euskal Herria… pero nadie parece conocer mi verdadero nombre


Hubo un tiempo, ya pretérito, en el que la mayoría de las personas que aspiraban a una nación soberana coincidían en denominarla Euskadi. La apropiación de ese nombre aranista para referirse a una parte de la nación, la que conforma la CAPV, hizo que la izquierda abertzale renunciase a la denominación auspiciada por el movimiento jeltzale, para abrazar el concepto, más cultural que político, de Euskal Herria, curiosamente utilizado en diarios franquistas de la época como cabecera de secciones dedicadas, vagamente, a tratar temas relacionados con lo vasco.

Euskalherriko Karta - SanTelmo Museoa

Euskalerria, compuesta por Vascongadas, la Alta Navarra y el País Vasco-francés, configura el Zazpiak-Bat que parece colmar los anhelos mayoritarios del soberanismo euskaldun. Pero no lo hace. Experiencia tengo de ello, al haber sido señalado como tibio, por haberme conformado en en el curso de alguna charla con una dimensión territorial inferior a la de la Vasconia de Federico Krutwig, para entendernos, que abarcaba territorios ahora considerados burgaleses, riojanos, sorianos o aragoneses. Tampoco en esta dimensión territorial nos ponemos de acuerdo.

Suelo recurrir a la separación entre el ámbito histórico-cultural de la cuestión y el aspecto político reivindicativo, para intentar llegar a una solución razonable, con muy escaso éxito, por cierto. Quiero decir que en el primero de los ámbitos citados y a nivel teórico, se pueden reclamar como vascos hasta los territorios pirenaicos de La Bigorra, allá cada cual con su atrevimiento. Ahora bien, en el sentido estrictamente político contemporáneo, convendría centrarse en el consenso que reúne a los territorios vasco-navarros o de Vasconia, también denominados como las Siete Provincias. Bastantes conflictos enredan ese mismo consenso a la hora del desarrollo del proceso soberanista y sus múltiples velocidades, como para abrir el debate a una dimensión territorial basada en precedentes históricos innegables, pero a la vez inasumibles hoy en día en el plano meramente operativo. Un poco de realismo nunca viene mal.

Resulta evidente que el término Euskal Herria o Euskalerria, sostenido en tiempos muy difíciles por instituciones como Eusko Ikaskuntza o Euskaltzaindia, recoge una tradición cultural ya citada por escritores fundacionales de nuestra literatura escrita como Joanes Leizarraga o Joan Perez Lazarraga. Tan solo por eso merece una consideración, pese a haber estado “contaminado” por el uso que de él hicieron en su tiempo los grupos carlistas y tradicionalistas, en contraposición al nacionalista Euskadi/Euzkadi. Su uso en publicaciones euskaldunes es inequívoco y su traslación a las publicaciones en castellano vendría a ser el término Vasconia, de amplia tradición, que también puede transcribirse como Wasconia o Baskonia. Últimamente una comisión creada en el seno de Eusko Ikaskuntza promueve su recuperación, bajo el concepto de Territorios de Vasconia, para referirse al conocido Zazpiak-Bat.

Parece necesario que en algún momento se deba conformar una comisión de sabios que pueda aconsejar a las distintas instituciones vasco-navarras sobre la futura denominación de consenso para Euskal Herria/Vasconia/Nafarroa Osoa. A las opciones a estudiar por esa hipotética comisión habría que añadir la denominación Eusko Lurra, acertada traslación euskaldun de un modo de nombrar a las naciones tan arraigado en áreas geográficas sajonas: Iceland, Deutschland, England, Scotland. Así tendríamos también nuestro particular Basqueland/Baskenland.

Confederación vasco-navarra

Denominaciones varias para un conjunto de tierras que forman de modo incontrovertido una unidad, admitiendo la pluralidad y diversidad existente entre ellas. Una unidad que dificulta el progreso de la idea confederal como solución a la división administrativa que arrastra Euskal Herria desde hace tantos siglos. Si la confederación parte de la unidad de distintos y soberanos territorios para formar un ente superior, nos encontramos con una contradicción. ¿Es posible confederar territorios que son, en sí mismos, integrantes de un mismo todo? Parece ser que no, por lo tanto, al admitir la idea confederal se está dando por sentado que los territorios a confederar son de distinta naturaleza, que no forman parte de una unidad previa, lo que resulta incómodo de asumir para todo aquel que considere que la nación vasco-navarra es una y que por tanto no se compone de una colección de entes menores.

De alguna manera, la idea de la confederación nos lleva al planteamiento, recién asumido por el PSOE, de la “nación de naciones”, una especie de estado plurinacional bajo una única soberanía. En nuestro caso, Vasconia estaría compuesta por tres entes confederados: la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV), la Comunidad Foral Navarra (CFN) e Ipar Euskal Herria, o bien por la unión confederal de los siete territorios históricos.

No se trataría tanto de debatir en este momento sobre si el futuro Estado Vasco/Navarro tuviera que mantener un poder central fuerte o varios poderes descentralizados (incluso en forma de federación de municipios libres), sino de la misma concepción de la nación como sujeto político único o como, en el caso del esquema confederal citado, la unión libre de varios y diferentes poderes territoriales existentes. Ahí lo dejo por ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario